Yggdrasill, las nornas y el destino que te llevó a los fiordos
La mitología nórdica cuenta cómo el Universo se sustenta sobre un enorme fresno, que une, mediante el tronco, el mundo de los dioses y el de los mortales. Dicho árbol, conocido como Yggdrasill refleja las felicidades y los sufrimientos tanto del mundo divino como del terrenal.
El Árbol del Mundo, que se encuentra situado en el centro del cosmos, es el hogar de las nornas, diosas del destino y encargadas de evitar que el árbol se seque. Cuentan las leyendas escandinavas que bajo las raíces de Yggdrasill las nornas tejen los tapices del destino y que cada uno de los hilos empleados en la confección es la vida de una persona, que será tan larga como la longitud del hilo que la representa.
Y así, tejiendo, las diosas del destino escriben el futuro de cada uno de los mortales, invitando a algunos, sin que ellos lo lleguen a saber, a que conozcan la región en la que, siglos atrás, fueron inventadas. Una región que ha creído siempre en el poder de la Naturaleza, en la existencia mágica y la protección que ésta les brinda y que se ve reflejado a día de hoy en el respeto a la Pachamama.
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Pierre Fijalkowski
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Una de las maravillas naturales que ofrece el país de los vikingos, las nornas, los trolls, Edvard Grieg, Henry Ibsen… son los fiordos
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Valles que el mar ha excavado entre las montañas en la desembocadura de un glaciar, que al fundirse ha inundado la zona de agua salada.
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Pierre Fijalkowski
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La inmensidad de la naturaleza con sólo abrir los ojos Edvard Grieg musicó Peer Grynt, escrita por su coterráneo Henry Ibsen. Probablemente una de las sonatas más conocidas de la obra sea “La mañana”. Aunque la situación narrada en el texto de Ibsen nada tiene a ver con la imagen que se nos viene a la cabeza al escucharla, probablemente por el uso televisivo y cinematográfico de la canción, la melodía parece transportarnos a una zona montañosa, con algún lago, o fiordo, una vegetación verde y un amanecer rodeado de una exuberante naturaleza. Una banda sonora que perfectamente podría casar con el despertar en el valle de Bukta tras una noche de vívac. O podría ser un armonioso acompañamiento al paseo en kayak entre los islotes del fiordo de Efjord, territorio navegado antaño, hace alrededor de mil años, por unos guerreros, los vikingos, que a pesar de la “mala fama” con la que han pasado a la posteridad, fueron también, grandes comerciantes. O quizás, “La mañana” de Peer Gynt no nos acompañe en la visita el bosque de bonsaïs, porque el sonido de la Naturaleza, de la fauna autóctona, e incluso de la flora, sea más que suficiente para descubrir que fueron las nornas quienes os trajeron hasta aquí.
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